jueves, 19 de mayo de 2011

Triana...

¿Qué tendrá? Es la pregunta que toda persona se hace, como en la sevillana, ¿qué tendrá Triana?.

Triana es muy diferente. Triana tiene clase, tiene solera. Es distinta a las demás. Es su gente, su señorío, los dos siglos que lleva caminando hacia la Blanca Paloma. Es Triana. Y con decir eso basta. El barrio vibra con su hermandad, y lo hace cada día, entrando en los cuatro muros que albergan su Simpecado para rezar. Lo hace una noche de Noviembre, calladamente, cuando rezan por los difuntos que gozan de la presencia del Pastorcito Divino en la Gloria Celestial, en las Marismas Azules que se encuentran en el Cielo. Lo hace en Diciembre, cuando su coro canta villancicos por las calles del antiguo arrabal. Triana llena sus calles en verano, en las Colonias para niños en la Aldea Almonteña, descansando entonces de la algarabía de Pentecostés. Triana peregrina al Rocio cada mañana, desde su capilla de la Calle Evangelista, cuando tantas trianeras le rezan a la Blanca Paloma, a la Chiquitita, pidiendo el pan para sus familias. Triana reza cantando cada mañana el Ángelus en los campanarios del Barrio, desde el Cachorro al Barrio León con cuentas de un Rosario a la Virgen del Rocío. Triana es el año entero, no sólo en Pentecostés. Hoy Triana, más que nunca, retumbará cohetes azules rompiendo la tarde, igual que rompen la mañana el miércoles antes del Lunes en que la Blanca Paloma se echa a las calles, cuando el Simpecao se eche a caminar.

martes, 10 de mayo de 2011

Aires de Pentecostés

"Cuando llega Mayo a la tierra mía...". El cante que las cuerdas vocales en consonancia con las de la guitarra hace un buen amigo todos los años en Pentecostés, es hoy fiel reflejo de una Andalucía que por Mayo comienza a transformar el cotidiano transitar de sus calles en caminos y senderos con un sólo objetivo: una Ermita Blanca, salpicada en medio de la naturaleza que cobija, como nido de amor, a la Blanca Paloma. Previamente en cada hermandad, en cada peregrino, se prepararán los corazones rocieros, para emprender el camino que lleva hasta la Madre de Dios, hacia la Reina de las Marismas. "Y al llegar la aurora, suenan tamboriles, al alba, es la hora."

jueves, 5 de mayo de 2011

Algarabía...

El albero regado abre tardes de fiesta y jarana en el Real de los Remedios. Flores y mantoncillos anudados con broches al talle de la mujer de Sevilla servirán de exorno entre pañoletas de casetas en las que el vino y la manzanilla ruedan a borbotones en las manos que brindan por la felicidad. Caballos y volantes, sombreros y carruajes, adornarán las calles al atardecer, cuando un cielo de farolillos encendidos alumbre las calles de la Feria de Abril. Y la noche tomará las casetas. Y la fiesta tomará la ciudad, que vence su tristeza con la alegría de las sevillanas. La Feria son seis días... (como dice la sevillana).

lunes, 2 de mayo de 2011

"La Gente de la Virgen"

Cierro los ojos, y veo una explanada de Guaditoca vacía, gris y solitaria, como solitaria se queda la Virgen el último sábado de Septiembre. Lluvia, viento, frío, cuál domingo de diciembre o enero en que pasamos un ratito junto a Ella en la soledad de aquel santuario, lejano en la distancia pero muy cerca, pegado a nuestro corazón. Último sábado de Abril, y la Ermita vacía a la hora en que todo debería estar rodeado de una multitud de gente, de caballistas y flamencas que hoy, con su ausencia, dan un carácter triste a la momento más alegre y esperado del año. Pero llega la hora de la magia. Y como arte de magia comienzan a llegar un imperio de corazones llamado "La gente de la Virgen". No son desconocidos, salvo para el forastero que viene por vez primera o para los ojos de aquellos que nunca formaron parte de este imperio. Todos sabemos quienes forman el imperio de "La gente de la Virgen". Personas ya mayores de nuestro pueblo, jóvenes cargados de ilusiones y hasta el niño que, tras varios caminos, hoy va a coger a la Virgen por vez primera, en una tarde difícil pero fácil para el imperio que toma por unos instantes el Santuario. La visión se nubla de lágrimas ¿o és el plástico que cubre a la Señora lo que no nos deja ver claramente su rostro moreno dorado por el sol de la Sierra de Sevilla? Hay que salir con Ella. Nunca se ha quedado aquí. Ni carros, ni camiones, ni tractores. Sólo unas almohadillas y los hombros de Guadalcanal serán los que un año más lleven a su Patrona a su pueblo. Al llegar, tras los aguaceros y tormentas que hacen de una persona "un buen romero" al estar en el camino con Ella, la satisfacción y alegría toma la plaza de las monjas, ahora sí, abarrotada de la gente, que contempla como la gente de la Virgen la trae hasta su pueblo. Ahora abro los ojos y la veo en su Parroquia vestida ya de Reina y mirando a todo Guadalcanal. Y contemplo su Grandeza y las fuerzas que le da a su Gente para traerla de nuevo. Un año más, con el deber cumplido, la Virgen está en Guadalcanal.