¿Qué tendrá? Es la pregunta que toda persona se hace, como en la sevillana, ¿qué tendrá Triana?.
Triana es muy diferente. Triana tiene clase, tiene solera. Es distinta a las demás. Es su gente, su señorío, los dos siglos que lleva caminando hacia la Blanca Paloma. Es Triana. Y con decir eso basta. El barrio vibra con su hermandad, y lo hace cada día, entrando en los cuatro muros que albergan su Simpecado para rezar. Lo hace una noche de Noviembre, calladamente, cuando rezan por los difuntos que gozan de la presencia del Pastorcito Divino en la Gloria Celestial, en las Marismas Azules que se encuentran en el Cielo. Lo hace en Diciembre, cuando su coro canta villancicos por las calles del antiguo arrabal. Triana llena sus calles en verano, en las Colonias para niños en la Aldea Almonteña, descansando entonces de la algarabía de Pentecostés. Triana peregrina al Rocio cada mañana, desde su capilla de la Calle Evangelista, cuando tantas trianeras le rezan a la Blanca Paloma, a la Chiquitita, pidiendo el pan para sus familias. Triana reza cantando cada mañana el Ángelus en los campanarios del Barrio, desde el Cachorro al Barrio León con cuentas de un Rosario a la Virgen del Rocío. Triana es el año entero, no sólo en Pentecostés. Hoy Triana, más que nunca, retumbará cohetes azules rompiendo la tarde, igual que rompen la mañana el miércoles antes del Lunes en que la Blanca Paloma se echa a las calles, cuando el Simpecao se eche a caminar.
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