jueves, 17 de marzo de 2011

Cinco días de recuerdos

Son días, estos de quinario, de imborrables recuerdos que se vienen a nuestra mente. El primer altar que recuerdas, la primera vez que protestaste la fe en el Juramento a las Sagradas Reglas. Signos de infancia que recuerdan la primera vez que al volverte en la estación de penitencia cruzaste tu mirada con la del Señor. Esos recuerdos imborrables de tu infancia, de tu niñez en que no entendías bien porque madrugabas tanto un día del año para echarte a la calle rodeado de cientos de nazarenos. Hoy día esos recuerdos te traen la gratitud hacia las personas que te hicieron hermano de una hermandad que para siempre marcó tu corazón , que te inculcaron la fe en un Dios que viste túnica morada, como tú, nazareno con el corazón de niño que vives la Madrugada como la primera vez, con la misma ilusión y nerviosismo que aquel primer Viernes Santo en que, en los brazos de las personas que te enseñaron a creer en Dios, recorriste por vez primera las calles de un pueblo arrodillado ante el Señor. Estos cinco días en los que los recuerdos afloran a la mente, se vienen recuerdos de todo tipo, magníficos altares de cultos, Estaciones de Penitencia envidiables, son los recuerdos de los años en los que vivimos la juventud de nuestra Hermandad, aun siendo centenaria, mas joven y viva que nunca en su Historia. Hoy, al ver al Señor, sólo se nos vienen a la mente momentos gloriosos que aún nos quedan por vivir. Los recuerdos se forjan con los años, y cada año resulta especial por algún motivo que recordar. El año en que en las filas de nazareno o en al guna esquina esperando, faltaron los hermanos que ya gozan de la presencia de Nuestro Padre Jesús en el cielo, los años de los primeros noviazgos, de los primeros niños, de las primeras Semanas Santas bajo sus trabajaderas. El año en que saliste de acólito delante de su paso, el primer año con insignia, la primera Madrugada de diputado de Tramo del Paso del Señor. Estos días de quinario, devuelven a la mente los recuerdos mas bellos en la Hermandad, que por obra y gracia del Señor, de nuevo reviviremos en apenas unos días.

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